Cicatrices inborrables maldicen mi alma,
encadenando mi voz
y exiliando mis deseos.
Tan solo uno fugaz: el del destino,
provoca contradictoria y serenamente
un hálito de resignación
hacia la inevitabilidad del ser.
Herido de vida, espero mi muerte.
encadenando mi voz
y exiliando mis deseos.
Tan solo uno fugaz: el del destino,
provoca contradictoria y serenamente
un hálito de resignación
hacia la inevitabilidad del ser.
Herido de vida, espero mi muerte.
1 comentario:
Mentira que estás inspirado ché. Me gusta tu etapa de poeta no-gruñón.
No te olvides del cafesito cuando llegue la Negrita de Germania.
Un abrazo.
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