Un valiente, pero al parecer no muy inteligente, asesino a sueldo se pegó un tiro en su hotelito de La Habana luego de recibir la noticia de que Fidel Castro había muerto por una larga enfermedad crónica. La policía de la isla descubrió su cuerpo varios días después luego de la denuncia de una mucama preocupada porque el sicario no respondía a los insistentes llamados a su puerta. En la requisa policial, a parte del puñado de dólares en su bolsillo, solo se encontró junto al cuerpo una extensa carta a la familia en Miami cuya última frase más o menos decía así: “Ma, Pa, lo siento...es que me dijeron que no volviera si no lo mataba. Uds. saben que jamás fallé”.
La última canción del ídolo adolescente
Luego de Mi, escribí un Fa en la partitura de la frustrada canción que había planificado fuera la última que compusiera porque en mi agonía mortal suicida no alcancé a encontrar otro bolígrafo con suficiente tinta.
Estimados televidentes. Lamentamos con profundo pesar comunicarles la absoluta primicia: el edificio de este su canal amigo ha sido salvaje y cobardemente sometido a un atentado y se está incendiando. Ante el terrible hecho de que tanto mi persona como el personal técnico que me acompaña estamos atrapados sin salida, anunciamos que esta será nuestra más impactante pero última transmisión.
...y nada más que la verdad ante los ojos de Dios...
- Héctor era el supervisor de los guardias de seguridad del centro comercial donde trabajé hasta hace unos mesas atrás. Hombre maduro y buena persona, con el típico pasado de individuo caído en desgracia y obligado, por el feroz desempleo, a laburar en lo mencionado.
- Algo más que pueda agregar de él?
- Claro, trabajamos juntos durante más de un año y cómo no mencionar su eterna puntualidad y su estricto sentido, poco usual estos días, de dar “algo más” en toda tarea que se le encomendaba. Ese hombre era todo un profesional. Ojalá hubieran más como él.
- Entenderá, licenciado, que nada de lo que nos está transmitiendo nos ayuda en lo más mínimo a aclarar el asunto por lo que lo hemos traído acá.
- Al contrario, señores, pienso que todos tenemos derecho a tener testigos de descargo, incluso un acusado de triple asesinato.
Cuando uno se encuentra tan lejos de casa le cuesta horrores encontrar las palabras para describir aquel sentimiento. Esta no será la excepción.
4 comentarios:
Que bien un post mas tuyo con cuentos cortos, ah por si acaso te dejo un pautuju en casa, espero que me ayudes a celebrar un post mas
Bien che, interesante y sorprendente, porqu eesperaba algún cuento de actualidad política, pero veo que te abstraés para escribir. Me gustaron
Gracias chicos.
Fren:
Jejejeje...No todo es política, loco.
Un oasis entre tanta bronca. Sabes lo mucho que me gustan tus cuentos.
Un abrazote Gruñonsín.
Tu tía.
Publicar un comentario