Raudamente la fiera me apartó de su cuerpo luego de la intensa lucha que tuvimos. Exhaustos nos dimos una tregua. Yo con mi espalda rasguñada, mis brazos cansinos y la boca seca, respiraba atrozmente para recuperar energías y la cordura. La fiera me miraba recelosa a escasa distancia, sin bajar la guardia y con apenas un leve dejo de agotamiento. Actuaba instintivamente, podía notarlo. Yo también lo hice en su debido momento. No quería perder la batalla ni dejarme dominar. Y a pesar de mi condición de ser pensante actué como un simple animal que busca sobrevivir ante el acecho del más fuerte. Volví a lo básico…a mi condición de mamífero, de cuadrúpedo evolucionado y de alimaña que razona cuando quiere y cuando puede. Pero soy consciente de que en este tipo de situaciones, el que piensa muere.
De pronto mi mirada se cruza con la de ella. Sus ojos vidriosos me comunican que la tregua ha terminado. Debemos terminar lo empezado y esta vez no habrá misericordia ni ventaja, mucho menos compasión. Me tomó del brazo y me llevó violentamente hacia su cuerpo también desnudo.
7 comentarios:
me iba a creer la foto, si no hubiera sido por "hacia su cuerpo también desnudo." genial relato, ese "deporte" es wow...
Por qué te toca un octubre negro, tocayo?
El cuento... realmente doble sentido! Buenísimo!
Gracias hermany.
Tocaya:
Gracias a vos también y...ya te contaré...
Me encantó el cuento querido Javier, como siempre.
Gracias, Vania, gracias.
Me gust� el cuento, aunque le falta fuerza; pero bueno mi pregunta es: por qu� carajo la tregua?. En mi tierra hasta que todo termina nadie para; o es que a los cruce�o les sobra palabra y les falta firmeza.
1...2...3 me toco respirar antes de comentar. . ahora si:
que delicia volver a ser basico, simplemente animal y en esa condicion, y solo con treguas efimeras enfrentar cuerpo a cuerpo al animal.
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